martes, 2 de septiembre de 2008

Cómo escribir cuando deseamos ser leídos

Hace poco, una profesional invitada a colaborar con un artículo en un libro colectivo referido a una investigación en la que ella había participado, me envía su texto para que yo lo corrija. Me pide que la ayude a cambiarle el tono. "Demasiado frío", me dice.

Y... sí, se trata de un informe de avance, escrito según las normas que rigen este tipo de producción, en todos los casos y se trate de lo que se trate. Una de estas normas es la de usar formas impersonales, como si decir "Se desprende de ello..." en lugar de "Yo concluyo..." pudiera garantizarle objetividad a la conclusión arribada.

Le digo que, para cambiar el tono, pruebe de usar la primera persona del singular, que hable ella, que le hable al lector para que éste, al leerla, pueda escucharle los matices, las inflexiones de su voz, compartir con ella el ambiente en el que ella gestó su trabajo.

"Una idea es como un pájaro raro que no se puede ver. Lo que uno ve es el temblor de la rama que acaba de abandonar". Este maravilloso pensamiento de Lawrence Durrell (El cuarteto de Alejandría), que expresa tan bien la desazón que sentimos cuando queremos decir lo que pensamos y sentimos que se nos escapa y escapa y escapa..., justifica la necesidad de escribir en primera persona. Es la única forma de transmitir el temblor y llegar a los lectores -académicos o no-, hacer que reciban algo -entiendan o no-, se inquieten, se hagan preguntas, se entusiasmen.

Extrañada ante mi propuesta, me pregunta "Pero, ¿no va a sonar muy pedante?"

"¡No, no y no! Es precisamente al revés, le digo. Cuando vos te involucrás a fondo, desaparecés. Pero no oculta detrás de un palabrerío rimbombante que suele dejar al lector, knockeado por la soberbia, pensando que a él no le alcanzan las neuronas que tiene para entender lo que está leyendo. Metida a fondo en el empeño por transmitir lo que quiero decir, dejo de ser 'yo' para ser el instrumento a través del cual se revela, cobra existencia la idea, el texto. No hay mayor objetividad que la que se logra cuando elcompromiso con lo que hacemos hace que nos olvidemos de nosotros mismos."

2 comentarios:

joaquin dijo...

Pero que buen blog me he encontrado. Como la mayoría, voy a seguirlo mas desde el silencio que desde el comentario, pero realmente me encuentro mas que sorprendido con la calidad de contenidos generados.
Mucha suerte

Inés Hercovich dijo...

Gracias Joaquín por tu amable silencio y tus buenos deseos. De a poco iré llenando este cajón con papeles virtuales. Escribiré sólo cuando tenga algo que decir, lo cual no ocurre con tanta frecuencia.